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Jamás lo vas a saber

De Otto Raúl González

De Otto Raúl González

Amé su cuerpo entonces y su alma.

Su piel fue para mí la tierra firme;
la soñé como un sexto continente
no registrado en mapas todavía.

Soñé con la bahía de su boca.
Su pelo era una selva virgen
que abría su misterio mineral y oscuro.

Soñé con las ciudades de sus pechos.
Los ríos de las venas que afloran en su piel
eran rutas abiertasa la navegación y al gozo.
Se podía viajar en su mirada.

En las blancas llanuras de sus manos
yo cultivé el maíz y buenas relaciones.

Después no pude estar sino en su cercanía.

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