Blogia
Jamás lo vas a saber

Los que vigilan el túnel

Los que vigilan el túnel

Bajábamos desde Tirso de Molina hacia la Puerta Cerrada, por Los Mayores, cuando se aferró a mi brazo. Disimulé el escalofrío de felicidad. Me preguntó:

—Bueno, ¿qué?, entonces ¿me vas a contar lo de la copia algún día? —me dijo alegre mientras me apretaba con la mano—.

Me paré y la hice que se parara.

—Yo no podría negarte nada —le respondí—.

La miré a los ojos y me lancé a besarla.

—Espera, espera —miró alrededor—. Vamos a mi casa. Está cerca.

En ese momento no me di cuenta, pero luego al recordar esa escena caí en la cuenta. Cuando miró a los lados, detrás, no muy lejos, apoyado en el quicio de un portal, nos miraba la mujer del pelo rojo que había estado a mi izquierda en la biblioteca.

0 comentarios