Romance de la niña inocente
No me la mostréis vestida
que yo la miré desnuda.
Su propia piel la ceñía
veste a su propia hermosura.
Y era de armiño su cuello
que en red de venas se azula.
Y era el sostén de sus senos
su sola forma alta y dura.
Y para el seno por joyas
los corales de sus puntas.
Y el banco raso del torso
bajando hasta la negrura
del terciopelo que al sexo
a un tiempo exhibe y oculta.
Y eran sus piernas de seda.
Y eran sus plantas menudas.
-Tan menudas que en mi mano
cupieron una por una-.
Zapatos de Cenicienta,
cómo brillaban sus uñas.
No me la mostréis vestida
que yo la tuve desnuda.
(Alberto Ángel Montoya)
2 comentarios
Leit -
He puesto un enlace de este Blog en mi blog.
En mi blog tienes dos poemas que escribí, por si quieres
ponerlos en el tuyo.
Saludos!
Leit
maricoché -
Maravillosa manera de comenzar una mañana gris...
Con un poema en tus labios y un deseo en tus ojos...
Bonito dia!!!
Bezitos con aroma a café