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Jamás lo vas a saber

Velos

Velos ¡Madona! ¡Madona mía!
la de los ojos cargados de resplandores violeta,
fuente de melancolía
del poeta;
tiende tus pálidas manos
al que en tus velos de reina clara un dardo de ironía,
porque no entiende tu culto ni sabe de tus arcanos,
¡santa mía!
Dale a besar tus anillos
en que Véspero escintila,
tus collares, tus zarcillos,
tu boca roja y tranquila...
Y cuando tu seducción
divina y crepuscular
conquiste para tu rito algún nuevo corazón
que sepa quimerizar,
extiende sobre el neófito tus manos en bendición.

Belisario Rosas

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