MADEMOISELLE GIVENCHY
Me has dado la alegría de tus altos tacones,
el bebedizo alcohólico de tus medias de zorra
y la provocación del color de tus ojos
que Valera robase en Pepita Jiménez.
Me has seducido, en fin, con tu carmín idólatra
y el tóxico feroz de tus cejas negrísimas.
Y me has dado también el licor de tus labios,
el spleen de Madrid en las tardes de otoño,
el aroma de kif de Valle en sus Sonatas
y una luz turbadora en el show de los palcos.
El gesto y desafío devoto y altanero-
que Marilyn brindase al cuento de Capote.
En la noche más honda tu presencia ilumina
la amarga y devastada ausencia de la aurora,
y la frivolidad de tu risa miope
se hace rosa profana de salvación perpetua.
Aterrizaste ociosa con tus alas de maga
para contaminarme en mi desasosiego.
Bajo la luna llena, desnuda y melncólica
atraviesas espejos de deseo y de vértigo
con la aniquiladora belleza de la fiebre
invitando a un viaje de magia y de arrebato.
Si arcángel de ebriedad serás imán y pétalo,
si reina de las nieves, aviador y diamante.
ÁNGEL RODRÍGUEZ
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