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Jamás lo vas a saber

Ellas y ellos

Ángel negro

Ángel negro

La mano blanca
Desprende
un ángel negro.

Los ángeles negros existen.
Nadie los ve,
Pero existen.

Un ángel negro
no es lo mismo:
Tiene
ciertos toques de dolor,
Trae
una sangre machacada,
Inflamada
de látigos certeros.

Nadie piensa
en los ángeles negros.
Pero existen.

Hoy vi uno:
Dormía sobre tu mano.
Dormía suave.

Me despertó el sonido de la ducha.

Me despertó el sonido de la ducha.

Poco después la oí andar descalza por el dormitorio.
Yo seguí tumbado boca abajo, desnudo,
con la cabeza hundida en la almohada para evitar la luz del amanecer
que ya empezaba a entra por el ventanal.
Intuí que se inclinaba sobre mí.
Unas gotas de su pelo húmedo
cayeron sobre mi espalda.

"Quédate así", me dijo, "no te muevas".

Su cuerpo se amoldó al mío.
Aún estaba mojada.
Me hizo extender los brazos y los muslos,
como si fuera a crucificarme,
y se pegó aún más a mí.
Me mordió el cuello y los hombros
hasta casi hacerme daño y me susurró de nuevo
"no digas nada, no te muevas".

Ella sí se movía.
Frotaba su pubis contra mi culo,
buscando la dureza del coxis, follándome.

El verano paciente - Bandabardò

El verano paciente - Bandabardò

Estaba la feria allí fuera en la ciudad
Para festejar el regreso del sol...
Lola en persona vendía pop corn
Lola en persona vendía pop corn.

Todos mirándole el culo
Y pensando: “¿Cómo será?”
Y las otras mujeres susurran maliciosidades
Había mucho polvo allí fuera en la ciudad
Y ninguno pasaba por casualidad por allá

... pero el verano paciente venía igualmente,
el verano paciente venía igualmente...

Se rondaba a Lola: “¿Por qué no te casas con todos nosotros?
¿Todos nosotros que te amamos comiendo pop corn?”
Hasta el día en que Lola encontró alguna cosa en alguien:
un tal Giuseppe más feo que nosotros

... pero el verano paciente regresa igualmente,
el verano paciente regresa igualmente...

BANDABARDO’ – L’estate paziente

BANDABARDO’ – L’estate paziente

C’era la fiera lì
fuori in città
per festeggiare
il ritorno del sole
Lola in persona
vendeva pop corn
Tutti a guardarle il culo
e a pensare: "Come sarà?"

E le altre donne
sussurrano malignità
C’era molta polvere
lì fuori in città
e nessuno passava per caso di là
... ma l’estate paziente veniva lo stesso.

Si cantava per Lola: "Perché non ci sposi tutti?
Tutti noi che ti amiamo mangiando pop corn?"
Fino al giorno in cui Lola
trovò qualcosa in qualcuno:
Un tale Giuseppe più brutto di noi

... ma l’estate paziente
ritorna lo stesso

Os Luisiadas

Os Luisiadas

Adamastor
cuenta a los navegantes
su cuita amorosa con Tetis,
cuando la vio desnuda en la playa
con las demás hijas de Nereo,
le hizo saber por Doris
que pensaba tomarla
incluso por la fuerza;
y ella fingió avenirse,
diciendo que lo hacía
con la esperanza
de evitar así una guerra;
pero luego lo engañó
haciéndole ver a lo lejos
una roca igual a élla,
que cuando llegó y la abrazó,
se halló de golpe
convertido en piedra.

Benedetti dixit

Benedetti dixit

Mi táctica es
.
mirarte
aprender como sos
quererte como sos
.
mi táctica es
hablarte
y escucharte
construir con palabras
un puente indestructible
.
mi táctica es
quedarme en tu recuerdo
no sé cómo ni sé
con qué pretexto
pero quedarme en vos
.
mi táctica es
ser franco
y saber que sos franca
y que no nos vendamos
simulacros
para que entre los dos
.
no haya telón
ni abismos
.
mi estrategia es
en cambio
más profunda y más
simple
mi estrategia es
que un día cualquiera
no sé cómo ni sé
con qué pretexto
por fin me necesites

Marco Aurelio

Marco Aurelio

Todo tiene su gracia, sólo hay que saber ver:
las grietas del pan cocido lo hacen más apetitoso;
los higos se abren cuando están bien maduros;
las aceitunas que maduran en los olivos,
próximas a pudrirse, tienen una singular belleza.

Así, examinadas aisladamente,
carecen de belleza las espigas dobladas,
la melena del león, la espuma en la boca de los jabalíes
y tantas otras cosas.
Pero se vuelven bellas y atractivas
viendo su lugar en los procesos naturales.
Todo tiene encanto para quién,
con sensibilidad e inteligencia,
puede captar el conjunto.

Verá con tanto gusto las reales fauces de las fieras
como su reproducción por los mejores artistas.

Incluso en los viejos encontrará fresca perfección
y un amable encanto en los niños.

Y otras muchas cosas que nunca verá un ignorante.

Meditaciones, III 2

Rosa, Rosario

Rosa, Rosario

En la esquina, ya finalizando mi compra, me espera Rosario, una gitana muy zalamera que siempre intenta colarme un par de rosas de esas de las 7 de la tarde de ayer. Y me mima con sus palabras, con sus ojos canela y sus arrugas como olas que vibran en su cara.

¡Ole Guapo!, ¿con qué vas a acompañar este romero el día de hoy!?... francesillas, geranios, violetas, liliums, rosas... tengo para toda tu casa.

Entonces, como mejor sé, intento parecer experto en esto de elegir flores y voy preguntando y respondiendo a mi gitana hermosa. Porque Rosario es de las de preguntar más que de responder. Y siempre me pilla desprevenido y termino con la sensación de que me ha dado gato por liebre. Pero de camino a casa el aroma del ramo me deja de buen humor.

Un día, Rosario, entre prisas y ronroneos más propios de un gato que de una liebre se dejó olvidado dentro del ramo sus tijeras de cortar tallos. Una herramienta vieja y desgastada que apareció por sorpresa entre seis rosas rojas y seis amarillas, simulando ser un bicho inerte y desorientado.

Entre risas y sorpresa le devolví las tijeras el sábado siguiente, ante lo que sin dudar ni un poco me contesto: "Anda, Guapo si siempre te sale más barato comprarle a la Rosario..."

Y me regaló las tijeras

(Un gesto más práctico que noble, porque ella tenía otras nuevas)

SP1C4*

Leonard Cohen

Leonard Cohen

Intenté convencerla toda la noche,
como tantas otras noches,
diciéndole:

Me des lo que me des,
siempre necesito mucho más
.

Ella me apuntó
mientras me arrodillaba,
y contestó:

no intentes usarme
o rechazarme tímidamente
sólo gáname o piérdeme
para esto sirve la Oscuridad
.

Dando caña

Dando caña

Si juegas a quererme, yo juego a que
te creas que te quiero, buscando una
coartada me das una pasión
que yo no espero, y no me importa nada
tu juegas a engañarme, yo juego a
que te creas que te creo, escucho tus
bobadas acerca del amor y del
deseo, y no me importa nada,
nada, que rías o que sueñes, que digas
o que hagas, y no me importa
nada, por mucho que te empeñes estoy
jugando y no me importa nada... Si juegas
a tenerme yo juego a que
te creas que me tienes; serena y
confiada, invento las palabras que te
hieren, y no me importa nada
tu juegas a olvidarme, yo juego a que
te creas que me importas, conozco la
jugada, sé manejarme en las distancias
cortas, y no me importa nada,
nada, que rías o que sueñes, que digas
o que hagas, y no me importa nada, por mucho
que te empeñes, que digas o que hagas, y no me importa nada...
Y no me importa nada, que rías o que
sueñes, que digas o que hagas, y no me importa nada, que tomes o que
dejes, que vengas o que vayas, y no me importa nada
que subas o que bajes, que entres o que salgas, y no me importa nada...

Neruda dixit

Neruda dixit

Cuando no puedo
mirar tu cara
miro tus pies.

Tus pies de hueso arqueado,
tus pequeños pies duros.

Yo sé que te sostienen,
y que tu dulce peso
sobre ellos se levanta.

Tu cintura y tus pechos,
la duplicada púrpura
de tus pezones,
la caja de tus ojos
que recién han volado,
tu ancha boca de fruta,
tu cabellera roja,
pequeña torre mía.

Pero no amo tus pies
sino porque anduvieron
sobre la tierra y sobre
el viento y sobre el agua,
hasta que me encontraron.

Nadie me ata

Nadie me ata


Me siento soñador, tengo la idea
revuelta de proyectos que me espantan...
Mi casa es casi el cielo, una azotea,
y vivo como quiero, a la marchanta...

Mi vida se ha incendiado de bohemia
con un color rayano en inquietud,
mis versos son el pan, el pan que premia
tanta desolación y juventud...

Bohemio,
siento el placer más perverso
en comentar con mi verso
lo que callo a la amistad...
Bohemio,
nadie me ata y me mantengo
con la renta que no tengo
y que no tendré jamás...

Mi vida
nunca usó del acomodo
y si siempre empino el codo
lo hago siempre... pa' variar...
pues creo
que es peor, pero más bello
que ponerlo a todo el sello:
moneda curso legal...

Yo sé del vil ensueño y la quimera
porque a cada momento los encuentro...
Lo malo es que me gozo por adentro
con cosas que practico por afuera...

Salí con la linterna y la apagaron,
la apagó la mujer de mi ansiedad,
y dicen que ando a oscuras, más la erraron,
yo sé que me ilumina la verdad...

Pesadillas

Pesadillas

No inferiores a ti
en dignidad ni en orgullo,
pero tampoco superiores.

Herederas de tus sueños
(o de los míos).

Descansando en tardes
grises
y trabajando en días
largos.

Mientras languidece
aquella
que tras una noche de amor
desaforado
tras muchos años,
acurrucada,
se desvela por el frío
de una cama solitaria.

Diferencias de edad

Diferencias de edad

Me adora: esa es la palabra: me siento ADORADA por él.

Me muerde, me lame, me besa, me mira de una manera que hace que me corra a cada caricia. Y no es palabreria: Nunca me he corrido tantas veces y tan seguidas con nadie.

No es guapo. Pero tiene muy buen cuerpo. Me gana. Nunca lo hubiera imaginado.

No se queda dormido, tiene la energía de un adolescente en celo.

No caben preguntas. Cualquier duda que surja tiene que tratarse antes de encontrarnos.

Me encanta su polla. Tiene el tamaño perfecto para entrar y salir de mi coño rozando todos mis pliegues internos y provocandome arrebatadores orgasmos.

Me encanta: cuando se la como llega perfectamente a mi campanilla, sin forzarla... mmm.

La adoro: cuando me penetra el culo como nadie lo ha hecho jamás y derritiendome.

Me gusta como muerde mis pezones con sus dientes, dejándome dolorida una semana entera.

Podría ser mi padre, y me encanta follar con él

Cuando nadie me ve

Alanís lo dijo mejor

Alanís lo dijo mejor

Quiero que sepas, que estoy feliz por ti.
No deseo nada, sino bien para ustedes dos.

Una versión vieja de mí.
¿es pervertida como yo?
¿Te lo chuparía en un teatro?
¿habla elocuentemente?
¿tendría tu hijo?
Estoy segura que sería una excelente madre.

Pareces estar muy bien,
las cosas se ven pacíficas.

Yo no estoy nada bien,
pensé que deberías saberlo.
¿Te olvidaste de mi, Sr. Contradicción?
Odio molestarte en medio de tu cena.

Fue una cachetada en el rostro,
lo rápido que me remplazaste.
¿Piensas en mí mientras te la follas?

De Silenciosa y Mortal

La mujer adúltera (Helena Corbellini)

La mujer adúltera (Helena Corbellini)

La ciudad, en invierno, le pareció menos aburrida que otras veces.
Sería porque él estaba allí, entre esos miles que se movían por calles que el tiempo no había tocado: los mismos plátanos de troncos grises, las marquesinas desaforadas colgando sobre 18 de Julio, la rambla atormentada por un viento que nunca cesa.

- ¿Te gusta mi ciudad?
- No.

La primera vez la miró desilusionado, después se lo preguntaba para reírse.

-¿Te gusto yo?
-Tampoco.
-¿Y hacer el amor conmigo?
-Menos.

Isabel le besaba los lunares, eran cinco, que trazaban una línea recta por la espalda, desde la cintura hasta el cuello.

Fuimos (Manzi)

Fuimos (Manzi)

Fui como una lluvia de cenizas y fatigas
en las horas resignadas de tu vida...
Gota de vinagre derramada, fatalmente derramada,
sobre todas tus heridas.
Fuiste por mi culpa golondrina entre la nieve
rosa marchitada por la nube que no llueve.
Fuimos la esperanza que no llega, que no alcanza
que no puede vislumbrar su tarde mansa.
Fuimos el viajero que no implora, que no reza,
que no llora, que se echó a morir.

¡Cómo te quiero, manito…!

¡Cómo te quiero, manito…!

Ya con el tiempo empecé a espiarte más seguido y aunque nunca te enteraste, fuiste mi primera mujer.

¡Y no te imaginas lo que te hice y en que lugares te lo hice! En un tanque de guerra, en el carro de tu papi, en un cohete espacial y hasta una vez, me acuerdo, en medio de la cancha del Estadio Nacional y con toda la tribuna coreando mi nombre (ni modo, la selección había ganado y merecía un homenaje).

A veces, miro la palma de mi mano y la nostalgia de tu recuerdo me invade. Y aunque debo aceptar que te fui infiel algunas veces; el bañito azul, el del fondo, es testigo de que siempre, inevitablemente, regresaba a ti.

Buenas épocas. Sería injusto decir que no fui feliz por entonces.

Disfrutaba desde mi ventana, clandestina o abiertamente. Sea para espiarte a través de la rendija que ofrecían tus cortinas semiabiertas o sea también para seguirte con la mirada hasta que tu imagen se perdía al voltear la esquina.

Por entonces ya empezabas a salir solita. Ibas a la bodega, a pasear con tus admiradores y hasta una vez te vi bajar, sin compañía alguna, del bus.

Pero fue recién cuando te hiciste ese corte de pelo cuando comprendí que estabas creciendo. Así pintadita, tus ojos parecían uvas sin cosechar, y tus pecas indescifrables, puntos suspensivos.

Y crecías por acá y por allá. Y más crecías y más apretados eran tus jeans. Y más crecías y más corto te quedaba el polito.

Y más crecías… y yo más imaginativo que nunca allá en el bañito azul, el del fondo, rindiendo homenaje a tu ombligo; porque, aunque ni cuenta te dabas, no dejaba de mirarte.

Enrique Vásquez

Tantos hombres y tan poco tiempo

Tantos hombres y tan poco tiempo

Preferir los hoteles -cuatro estrellas mínimo- al camping. Dejar de ser tan apasionado con las opiniones para empezar a ser más políticamente correcto. Tener medio sex-shop en casa. Disfrazarse en los carnavales sin necesidad de ponerse la máscara, - ya empieza a ir incluida una natural-. Aburrirte cuando te quedas solo en casa. Empezar a ver las orgías como algo ridículo. Tener gatillazos. Engancharse al clamoxil. Intentar vivir una historia de amor con alguien más joven (¿por qué lo llaman amor cuando quieren decir sexo?). Intentar enamorase de alguien más mayor por su interior sin antes comprobar sus posibilidades exteriores. Empezar a afeitarse todos los días. Ver a los antiguos compañeros de estudios casados, con hijos, con barriga y con bigote -el tiempo siempre pasa para los demás-. Desear que a Brad Pitt le salga un grano. Comprobar que las gominolas sobadas tienen más sustancia y mucho más sabor (están mucho más ricas). Ir a Ikea y no comprar nada. Ir a Ikea y comprar un vajilla japonesa de treinta piezas. Ir a Ikea. Engordar. Leer los editoriales de los periódicos. Recoger los calcetines enrollándolos de dos en dos. Los dolores de espalda. Los dolores de cuello. Los dolores de piernas. Saber que ni Alaska ni José Manuel Parada formaron parte del Duo Dinámico. Saber quien es el Duo Dinámico. Presumir de lo bien que uno cocina en la intimidad. Los dolores de alma. Saberse el nombre de la Ministra de Cultura. La afición por los productos naturales (a poder ser con bífidus), la leche con calcio y los tés adelgazantes. Decirle a todo el que quiera oírte lo bien conservado que estás. Tener un tubo de hemoal en el botiquín. Creerte que Madonna canta. Empezar a abstenerse en cualquier votación, elección y/o referéndum (la abstención y la abstinencia suelen ir unidas). Ponerle esencia deloquesea al agua de la bañera. Coleccionar cosas viejas e inútiles (la empatía suele funcionar). Empezar a creen que las cremas antiarrugas funcionan después de haber estado toda la vida pensando que los milagros no existen. Coleccionar cremas antiarrugas por si acaso alguna funciona. Tirar la toalla con el inglés. No meterse en la oreja nada que no se compre en la farmacia. Fingir que has leído a todos los clásicos y que te estás aficionando a la música idem. Conocer el nombre del médico de la seguridad social que te corresponde. Empezar a desterrar aquellos tontos principios contra Gucci, Chanel, Dior, Valentino o Louis Vuitton. El sueño que te entra después de comer. El sueño que te entra a las diez de la noche. El sueño que te entra siempre y en todas las partes.. menos cuando quieres que te entre. Preferir el Corte Inglés al Rastro. Saber poner la lavadora. Pensar en hacer testamento. Subir siempre en ascensor. No darle importancia a que el coyote sea incapaz de alcanzar al correcaminos. Pensar en volver al gotelé. Cambiar de colonia. Apuntarte a un gimnasio. El aumento de las cartas del banco cada vez que abres el buzón y que resulta ser directamente proporcional a los meses que vas cumpliendo. Empezar a usar la escobilla del retrete. Comprobar que la talla 38 de los pantalones la hacen cada vez más pequeña. Escribir un blog y ser capaz de mantenerlo más de dos semanas. (Peluche)

De Loquillo

De Loquillo

Cuando fuimos los mejores
Los bares no se cerraban
Cada noche en firme
A la hora señalada

Cuando fuimos los mejores
Las camareras nos mostraban
La mejor de sus sonrisas
En copas llenas de arrogancia

Cuando fuimos los mejores
Nuestro otro yo nos acechaba
Mercaderes de deseos
Habitantes de la nada

Cuando fuimos los mejores
Dejamos de ser nosotros
Lo peor que llevas dentro
Se refugia en tu mirada