No cambiaría nada
por una hora en tu cama.
O quizás
sí
que cambiaría
todo.
Por una hora en tu cama.
por una hora en tu cama.
O quizás
sí
que cambiaría
todo.
Por una hora en tu cama.
Derecha te alzas ahora, desconocida,
y no te marchitas,
como si no fueras
jamás a dejar de estar tiesa.
En cambio,
cuando Nemeseno
se acostó todo él junto a mí
ofreciéndome cuanto deseara,
pendías como un muerto.
Estírate, hínchate y llora.
Todo en vano:
no obtendrás compasión
alguna de mi mano.
Escitino de Teos (s. VI a.C.)
Cortesía de El mundo desde mi ombligo
Pues nada. De esta salgo republicano. O empezaré a pensar que no existen.
Esos mismos que estás pensando
y que se cumplan, si eso es bueno para ti.
La navidad era un concepto, como mi polla. Porque mi polla era el árbol de navidad. Con sus bolas. Con su espumillón de color negro. Mi polla era el abeto sobre el que colocar la perfecta estrella de tu coño en perspectiva. Un belén de posibilidad sobre el que edificar paraísos aparentes. Escorzados los cuerpos, ansiosas las glándulas secretoras de lubricación. Dilatados los esfínteres de alegría y desconcierto.
La navidad, sin duda, era un concepto.
La navidad era una entelequia, como tu cuerpo de zorra. Había un no sé qué de posibilidad resuelta, de deseo inalcanzable. Había un recuerdo ancestral en los alrededores de tu sexo, sagrado cáliz de mis desventuras. Último descanso de mis apetencias intempestivas.
Hice bien en herirte,
mujer desconocida.
Al abrazarte luego
de distinta manera,
¡qué verdadero amor,
el único, sentimos!
Como el mueble y la tela, tu desnudo
ya no tenía imponancia bajo el aire,
bajo el alma, bajo nuestras almas.
Nosotros ya no entendíamos de aquello.
Era el suelo de un ámbito
celeste, imponderable.
Éramos transparencias
altísimas, calientes.
Siempre he sospechado que no era posible tanto exceso de simetría entre vosotras dos.
Tan altas, tan pétreas, tan correctas, tan inmutables, tan barrocas...
Tan iguales.
Dentro de ti crece
un puente secreto
y a veces lo cruzo
y otras me detengo
y vivo
enredado entre tu pelo.
Calles y ventanas
llevan a tu encuentro
a veces camino
a veces no puedo
y vivo
enredado entre tu pelo.
Pájaros y alambres
veletas y vientos
ando patinando
en ríos de hielo
y vivo
enredado entre tu pelo.
Pablo Guerrero
Mi querida Maricoché me mandó hace tiempo una cadena proveniente del Sr. Baco.
Uno es muy bien mandao, aunque un poco perezoso. Por eso he tardado en responder. Pero más vale tarde que nunca. Ahí voy.
1.- ¿Cual fue el polvo de tu vida?
Uff. Difícil. Son varios. Muchos, creo. Normalmente inesperados, aunque tengo cierta debilidad por los planificados en hoteles. Recuerdo uno maravilloso en un parador. Otro, con la mujer de un amigo. Es difícil explicarlo sin contarlos enteros. La primera vez con una de mis antiguas parejas, a escondidas en el piso de unos amigos de ella. Otro, un ataque de priapismo en una pensión de Atenas... ¡Qué buenos recuerdos!
Y aún espero que el mejor de todos esté por llegar.
2.- ¿Cual es el sitio mas original en el que has follado?
El otro día hicimos esta pregunta en una reunión y... ¡yo que pensaba que era original!
En un autobús interurbano, en las literas de arriba de un tren (con el departamento repleto),en un trastero, en una casapuerta. No lo he hecho nunca en los servicios de un bar (tampoco me apetece demasiado) ni en un ascensor. Sí que me gustaría en una piscina, o en el mar, o en una playa desierta.
3.-¿Que es lo que mas te gusta mientras estas follando?
Notar cómo ella llega al orgasmo. Es un momento mágico.
4.-¿Que es lo que mas te molesta mientras estas follando?
Cito a mi antecesora en la cadena: Creo que esta es la respuesta menos original de todas, porque es algo comun.....pues claro, el coitus interruptus....por el motivo que fuere. Y me hubiera gustado que se usara menos la palabra follar en el cuestionario, ya que estamos.
5.-¿Que fantasia sexual te queda por cumplir?
Básicamente, acostarme con algunas personas concretas,... pero eso no cuenta como fantasía ¿no?. Me gustaría repetir algunas: dos chicas a la vez, por ejemplo. O una orgía. Bueno, me faltan dos chicos y una chica haciendo un sandwich, si es por faltar, pero no está muy alta en la lista de preferencias. Sí he estado alguna vez en esa situación pero no llegamos a la postura concreta.
6.- ¿Con que personaje masculino y femenino de la blogosfera te darías un revolcón sin dudar?
Sin dudarlo: Maricoché . Me gustan muchísimo las Salidas de Emergencia y me encanta entre ellas laceci. También, por supuesto, con la estupenda Mamots o con la la vecinita. No desdeñaría un trío con Julia y Wolff si se diera la oportunidad. Reconozco también que la guiri me da mucho morbo, pero me temo que será imposible. Con ella me gustaría practicar algunas de mis fantasías. Y seguro que me olvido de ti. Discúlpame.
7.-¿A quien le paso el testigo?
A todos los lectores y lectoras que llevan tanto tiempo sin comentar nada. Me tenéis extrañado. Y mira que me curro la página últimamente (Sí, ya sé que la calidad de los textos ha bajado, pero es que es difícil encontrar buena poesía erótica). Bueno, pues, por involucrar a alguien, a las antedichas: Salidas de Emergencia (de nuevo, mención especial a laceci), a Mamots,a la vecinita y a Julia y Wolff.
Y bueno, esta anotación rompe dos tradiciones. No encuentro una foto adecuada y es un texto personal. Alguna vez tenía que ser.
Es imposible no sepultarme
en esta angustia
de no verte pegado a mi almohada
Visto de negro
porque me siento poseída
por tu sombra
alrededor de mi sexo
Tu sexo haciendo circuito
con este tejido difuso
donde he aprendido
a susurrar acertijos
que son tu nombre
de grillo húmedo
Soy la esclava perfecta
perfecto
este instante
No se parece a ti
ni el mar más salado
ése que me hunde en el lunar
negrísimo de tu pecho
Allí precisamente,
un momento
inimaginable,
un suspiro,
una imagen fugaz,
una sóla vez.
Y cuando
me volví
para mirarte
ya no estabas.
No dejaré
de preguntarme
si realmente ocurrió.
Con la imagen del cuaderno en la cabeza, sintió el mismo mareo de su primera borrachera, luego de haber bebido con fervor de homenaje alguna de las combinaciones, exactamente las mezclas número dieciocho y la número veintiseis, champagne con cassis y nuez moscada y vodka con jugo de uva negra y pimienta blanca.
Como si el recuerdo de la ebriedad no pudiese sacarla del pasado, volvió a sentir el primer sacudón, inolvidable y vertiginoso, de la primera raya de cocaína que la ayudó a no estar más borracha.
Se vio nuevamente sentada en círculo entre un grupo de gente como ella -ahora eran todos adultos, ella ya tenía veinte- mientras repetían la oración de la serenidad como un mantra.
Dios concédeme serenidad para aceptar las cosas que no puedo cambiar. Valor para cambiar aquéllas que puedo y sabiduría para reconocer la diferencia.
Todavía le funcionaba.
Empezó a decirla y de inmediato se encontró en la noche en la que le dieron un llavero de plástico negro por haber cumplido seis meses de abstinencia.
Volvió a sentir la saliva de los besos que le dio su mejor compañero de los grupos de narcóticos, Favio.
Suspiró largamente cuando se vio haciendo el amor con una pasión que no había conocido y a un nuevo suspiro sumó una lágrima, la primera de ese día, cuando se le vino encima toda la oscuridad de un domingo más o menos cercano en el que Favio la abandonó sin ninguna razón.
Al menos ella no había encontrado ninguna.
Revestir sabe el vino los más sórdidos antros
De un milagroso lujo,
Y hace surgir más de un pórtico fabuloso
Entre el oro de su rojo vapor,
Como el sol que se pone en un cielo nublado.
Agranda el opio aquello que no tolera límites,
Lo ilimitado alarga, el tiempo profundiza, los deleites ahonda,
Y de placer triste y oscuro, anega y colma al alma rebasada.
Charles Baudelaire
Alma restregaba el cuerpo del marido con una tusa de maíz enjabonada, el cuello de toro, el pecho velludo, el vientre, la espalda, los muslos, la mirada de milano en los senos duros, en las caderas, en el vellón negrísimo del pubis, las manos de Alma sobre el vientre, se deslizan a los testículos, soba rítmicamente el miembro entumecido, adelante, atrás, el falo de garañón, de toro de lidia, el hombre encendido por el deseo de pie frente a la gitana que se pone de rodillas, el miembro degustado con artificio, con laboriosidad, con glotonería, la esperma caliente sobre los senos, el vientre, los muslos. La gitana mira a la pared que la separa del cobertizo, lo sabe ahí, contemplándola cabalgar, mirándola poseer al hombre rendido, boca abajo, la lengua buscona en el círculo negro, rodeándolo, hundiéndose en él, la tusa sujeta con ambas manos se introduce de un golpe y provoca un estertor en el cuerpo de ébano que se retuerce y serpentea en el suelo, ella a caballo sobre la espalda sostiene la tusa con una mano mientras con la otra se frota el clítoris, lo sabe ahí, tras la pared, tras el agujero taladrado en la madera, contemplándola, viéndola espléndida jinete, dueña y señora del cuerpo que gime y suplica, el cuerpo sudoroso del marido...
hasta que una noche casualmente de luna
con murciélagos suaves con fantasmas y todo
esos amantes pobres se miraron a dúo
dijeron no va más al carajo selene
se fueron a su cama de sábanas gastadas
con acre olor a sexo deslunado
su camanido de crujiente vaivén
y libres para siempre de la luna lunática
fornicaron al fin como dios manda
o mejor dicho como dios sugiere.
Me gusta despertarla besándola en los labios; aparto un poco el vello y beso sus labios.
Con la punta de mi lengua abro el camino, obteniendo como respuesta un ligero estremecimiento
Continuo lamiendo la cara interna de sus muslos, subo luego a su vientre, me entretengo en el ombligo, subo mis manos hasta sus pechos, y ella despertando las aprieta con las suyas a la vez que musita un agradable "Buenos días".
Sigo con mi tarea, introduzco mi lengua, chupo, muerdo, beso. Hasta que sus muslos empiezan a temblar, entonces agarra mi cabeza, aprieta sus piernas, exhala un suspiro que le sube del alma y un agrio y blando licor invade mi boca.
Me gusta guardar ese sabor hasta...
Oculta rosa palpitante
en el oscuro surco,
pozo de estremecida alegría
que incendia en un instante
el turbio curso de mi vida,
secreto siempre inviolado,
fecunda herida.
Alaide Foppa
(Elogio de mi cuerpo)